Mi padre fue un gran ejemplo: Graciela Orellana

Por: Redacción

Oncologia.mx .-Gaciela Orellana, hija de Enrique Orellana, Fundador de la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer (AMLCC) compartió, en entrevista exclusiva, la historia de su padre y cómo comenzó con su trabajo filantrópico.

“Mi padre era un gran filántropo. Su lema era: La vida no tiene sentido sino ayudas. Él fue huérfano de padre desde los cinco años y era el mayor de su familia, entonces sentía que algo tenía que devolver a la vida”, dijo Graciela.

El padre de Orellana murió de una peritonitis que no fue atendida a tiempo. Desafortunadamente, dejó a tres niños a cargo de su madre.

Además, “trabajó en el Banco de Descuento durante varios años. Gracias a su trabajo, honestidad y servicio fue Director General, luego de ascender por diversos puestos. Posteriormente, se le ocurre fundar el Comité Nacional de Lucha contra la Tuberculosis y Enfermedades del Aparato Respiratorio porque muchos niños y las personas que vivían al interior de la República no contaban con los recursos necesarios para atenderse”.

Este comité implementó una estrategia innovadora para recaudar fondos: Timbres postales con imágenes de la cultura popular como es el famoso juego de la lotería mexicana. Estos fondos eran destinados a la realización de obras públicas en beneficio de los pacientes.

Por ejemplo, la inauguración de la nueva unidad de Hospital de Huipulco, la cual se dedicó a enfermos de estancia prolongada. El acto fue oficiado por el entonces Presidente, Adolfo López Mateos, en enero de 1963.

El 16 de julio de 1968, Enrique Orellana estuvo presente, junto al entonces Presidente Gustavo Díaz Ordaz, en la inauguración de la Unidad de Consulta Externa, Diagnóstico y Admisión del Sanatorio para Tuberculosos de Huipulco (ahora Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias). Esta unidad se construyó con una aportación de 3 millones de pesos del Comité Nacional de Lucha contra la Tuberculosis y Enfermedades del Aparato Respiratorio, así como una inversión de casi millón y medio de la Secretaria de Salubridad y Asistencia.

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Fue en la sede del Banco de Descuento que conoció a su esposa, María de la Soledad Carrasco, pues ella era contadora e iba al banco por motivos de trabajo. Ella era originaria de Otumba, donde su familia gozaba de una buena posición económica y social.

Graciela Orellana también compartió que su padre siempre tuvo la inquietud de pintar y dibujar, actividad que realizó en forma de pasatiempo desde la infancia e incluso en la adultez. Otro de sus hobbies era jugar futbol.  

Después de trabajar varios años en el Banco de Descuento, el Sr. Orellana decide dejar su cargo como Director General para no interferir con la carrera profesional de su mejor amigo, quien también era un fuerte candidato para ocupar dicho puesto. Tras ello, se asume como Gerente General del Banco del Ahorro Nacional.

Más tarde, “en 1971, muere mi abuela materna de cáncer. ‘Esta enfermedad va a cobrar muchas vidas en el mundo’, dijo. –Es por esto que- platica con el Dr. Jorge Jiménez Cantú y deciden fundar una asociación para apoyar a los pacientes con cáncer”.

Una vez conformada la AMLCC, el Sr. Orellana “nunca se quiso presentar como director o presidente, sino que se decía tesorero. Al mismo tiempo, se salió de trabajar del Banco de Descuento (cuando esta se nacionaliza). Se dedicó tiempo completo a la Asociación”, detalló Graciela.

Después de cierto tiempo accedió a encabezar la asociación con la condición de utilizar su sueldo para ayudar con los gastos de la asociación. “Es que yo no tengo que gozar de lo que otros necesitan, dijo mi padre en ese momento”.

Gracias a sus relaciones pudo obtener muchos donadores y colaboradores para mejorar la atención del cáncer en México. “Creo que fue una labor muy bella y que le costó mucho trabajo dejar. En 2002 tuvo un infarto cerebral, a pesar de que no podía caminar siguió dirigiendo la asociación, incluso lo llevábamos a todos lados en silla de ruedas”.

Uno de estos donadores fue Avon, compañía que desde 1992 se comprometió con la Lucha Contra el Cáncer con iniciativas como “Un beso por la vida”, que benefició a más de 7 millones de mujeres en México.

Siento tanto dejar esto porque yo tengo mucho que dar aún, me dijo con lágrimas en los ojos”. Pero, era momento de dejar atrás su trabajo filantrópico y entender que ahora “tenía una nueva misión”.

Tras su muerte, Graciela encontró que “también tenía otras obras sociales como ayudar a otras asociaciones. Era un gran ejemplo y yo lo he hecho de otra manera”. También resaltó que su madre “siempre estuvo al lado de mi padre en todo momento”.

Finalmente, Graciela resalta que el cáncer es una enfermedad que puede padecer cualquiera: “Mi hermano falleció a los 56 años de cáncer y era el único hijo varón, cuatro años después muere mi hermana de cáncer, y cinco después muere su yerno de la misma enfermedad. Ahora mi esposo también tiene cáncer. Nunca te imaginas que lo que tanto trabajaste y apoyaste te toque en carne propia, pero ha sido una lección de vida. Seguimos echándole ganas”.

Este y otros artículos de interés los podrás encontrar en nuestra próxima Edición Especial de colección dedicada a la celebración de los 50 años de la AMLCC.

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Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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