De acuerdo con información del New York Times, el domingo se publicó un estudio en la revista especializada New England Journal of Medicine que detalla los resultados, patrocinados por la farmacéutica GlaxoSmithKline, con un resultado único en la historia del cáncer: la remisión total de los 18 pacientes con cáncer de colon que participaron en el pequeño ensayo.
Andrea Cercek y Luis Alberto Diaz, ambos investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK) han dirigido este ensayo clínico.
Estos pacientes con cáncer de colon tenían la opción de someterse a tratamientos extenuantes terminando el estudio porque nadie esperaba que sus tumores desaparecieran: quimioterapia, radioterapia y, en la mayoría de los casos, una intervención quirúrgica que podría alterar sus vidas y provocar disfunciones intestinales, urinarias y sexuales.
En el estudio, los pacientes tomaron dostarlimab, medicamento al que uno de cada cinco pacientes tiene alguna reacción adversa. Este medicamento es conocido como inhibidores de puntos de control inmunitario. El fármaco se administró cada tres semanas durante seis meses y costó unos 11 mil dólares por dosis. Este medicamento expone las células cancerosas, lo que permite que el sistema inmunitario pueda identificarlas y destruirlas.
Aunque la mayoría de las reacciones adversas se controlan con facilidad, entre el tres y el cinco por ciento de los pacientes que toman inhibidores de puntos de control presentan complicaciones más graves que, en algunos casos, provocan debilidad muscular y dificultad para tragar y masticar.
La inspiración para el estudio de cáncer de colon surgió de un ensayo clínico que Diaz realizó en 2017, financiado por la farmacéutica Merck. En ese estudio participaron 86 personas con cáncer metastásico en diversas partes del cuerpo. Pero todos los cánceres tenían en común una mutación genética que impedía que las células repararan los daños en el ADN. Estas mutaciones se dan en el cuatro por ciento de los pacientes con cáncer.
Las personas que participaron en ese ensayo tomaron pembrolizumab, un inhibidor de puntos de control fabricado por Merck, hasta por un periodo de dos años. Los tumores se encogieron o estabilizaron en casi una tercera parte o incluso la mitad de los pacientes y vivieron más. Los tumores desaparecieron en el 10% de los participantes del estudio.
Eso hizo que Cercek y Diaz se preguntaran ¿qué pasaría si el medicamento se usara en un estadio mucho más temprano de la enfermedad, antes de que el cáncer tenga la oportunidad de diseminarse?
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Se decidieron por un estudio de pacientes con cáncer de colon localmente avanzado; es decir, con tumores que se habían extendido por el recto y a veces por los ganglios linfáticos, pero no por otros órganos. Cercek había observado que la quimioterapia no ayudaba a una parte de las personas que tenían las mismas mutaciones que afectaban a los pacientes del ensayo de 2017. En vez de reducirse durante el tratamiento, sus tumores rectales crecían.
“Dado que el cáncer colorrectal MMRd responde al bloqueo de PD-1 en el entorno metastásico , planteamos la hipótesis de que el cáncer rectal deficiente en la reparación de errores de emparejamiento localmente avanzado es sensible al bloqueo del punto de control y puede alterar los requisitos para la quimiorradioterapia y la cirugía, o eliminar la necesidad de tratamientos adicionales en conjunto”, explicó Cercek.
Hasta la fecha, ningún paciente ha requerido quimiorradioterapia o cirugía, y no se han observado casos de progresión o recurrencia durante el seguimiento. Además, tampoco se observaron eventos adversos graves.
Pronto se ampliarán estos ensayos en otros tumores y con un mayor número de pacientes para confirmar este hallazgo sin precedentes en la historia del tratamiento del cáncer.
DZ
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