Según un nuevo estudio, después de la cirugía para el cáncer de próstata, muchas personas pueden recibir sin peligro un curso de radioterapia más intenso y más breve que el tradicional.
En un estudio clínico grande, las personas que recibieron el curso de tratamiento breve de 5 semanas, notificaron más problemas intestinales justo después del tratamiento que quienes recibieron la radioterapia estándar menos intensa durante 7 semanas. Sin embargo, 6 meses después del tratamiento, ambos grupos notificaron una cantidad similar de problemas intestinales y una calidad de vida general equivalente Notificación de salida.
El estudio pidió a los pacientes que notificaran los efectos secundarios relacionados con el tratamiento y su bienestar general, lo que se conoce como resultados percibido por el paciente.
“Los efectos secundarios que notifican los médicos a veces llevan a conclusiones erróneas”, comentó el investigador principal del estudio, el doctor Mark Buyyounouski, un radioncólogo en la Universidad Stanford. “No todo lo que contamos [nosotros] cuenta para los pacientes. Así que, queríamos saber: ¿Cuándo nos dicen [las personas] que se vuelven a sentir bien?”.
Los resultados del estudio, que dirigió el grupo de cooperación clínica, NRG Oncology, financiado por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), se presentaron el 25 de octubre de 2021 en el Congreso Anual de la Sociedad Estadounidense de Radioncología.
Aunque el uso de dosis más altas de radioterapia por menos tiempo, llamada radioterapia posoperatoria hipofraccionada de la celda prostática (HYPORT), tuvo más efectos secundarios a corto plazo, es probable que muchas personas consideren que vale la pena a cambio de 2 semanas menos de tratamiento, indicó la doctora Deborah Citrin, del Centro de Investigación Oncológica del NCI, que no participó en el estudio.
“Para muchos de los pacientes, venir a la clínica durante la semana por 7 semanas repercute mucho en su vida”, comentó. “Hay mucho interés en el hipofraccionamiento porque acabar pronto con el tratamiento es mucho más fácil, por el costo y otros temas”.
La radioterapia cumple un papel central
Las personas con un diagnóstico de cáncer de próstata localizado, es decir, antes de que la enfermedad se disemine fuera de la región de la próstata, tienen muchas opciones de tratamiento, según el estadio y el grado (posible malignidad) del cáncer. Algunos solo pueden hacerse una cirugía. Otros solo pueden recibir radioterapia.
Y algunos pueden recibir una combinación de ambas cosas. Esto suele suceder cuando se teme que con la cirugía no se extirpó todo el tejido tumoral. A veces, se recomienda la radioterapia si las concentraciones del antígeno prostático específico (PSA) de la persona comienzan a subir meses o años después de la cirugía aunque no se identifique crecimiento tumoral en las técnicas de imagen.
La radioterapia hipofraccionada ya es una opción de tratamiento aceptada para algunas personas que reciben solo radioterapia para tratar el cáncer de próstata. Sin embargo, no queda claro si es adecuado usar este tipo de radioterapia después de la cirugía.
Cuando se usa radioterapia después de la cirugía, se dirige a una zona más grande del cuerpo, incluso a zonas sensibles en la vejiga y el recto, explicó el doctor Buyyounouski. Esto plantea la posibilidad de que las dosis más altas que se usan en el hipofraccionamiento causen efectos secundarios a largo plazo que superen el beneficio de 2 semanas menos de tratamiento para estos pacientes.
“Y hay muchas personas que tienen complicaciones urinarias después de la cirugía”, indicó la doctora Citrin. “Así que, incluso un leve aumento en los síntomas urinarios o intestinales que persisten después del tratamiento por usar un régimen de tratamiento en vez de otro podría influir mucho en la calidad de vida”.
Para evaluar si el hipofraccionamiento afectó la calidad de vida de estos pacientes de forma diferente que el fraccionamiento convencional, los investigadores de NRG Oncology inscribieron en el estudio a casi 300 participantes de más de 90 centros de tratamiento de todo el país.
Un estudio clínico inclusivo
El equipo diseñó el estudio de fase 3 para ser lo más inclusivo posible para captar una población parecida a la que suele recibir tratamiento en la comunidad, explicó el doctor Buyyounouski. Los participantes incluyeron tanto a personas que recibieron radioterapia justo después de la cirugía como a quienes esperaron hasta que subieran las concentraciones del PSA.
En el estudio, se incluyó a los participantes con cáncer que se diseminó a los tejidos cercanos, pero se excluyó a los participantes con cáncer que se diseminó a los ganglios linfáticos. Los participantes también podían recibir hasta 6 meses de terapia de privación de andrógenos, un tipo de terapia hormonal, si el médico la recomendaba.
Se asignó a los participantes al azar a un tratamiento con HYPORT que consistía en una dosis (o fracción) más alta de radioterapia durante los días de semana por 5 semanas o a la radioterapia de uso más frecuente con una dosis menor durante los días de semana por 7 semanas. En el cuestionario del índice combinado de cáncer de próstata ampliado (EPIC), se les preguntó sobre los síntomas urinarios e intestinales antes de la radioterapia y después del tratamiento (a los 6, 12 y 24 meses).
Después de los tratamientos para el cáncer de próstata, los síntomas urinarios comunes son incontinencia urinaria, o dolor o ardor al orinar. Los síntomas intestinales comunes incluyen la incontinencia fecal o urgencia para defecar. En el estudio, no se midieron los efectos secundarios en el funcionamiento sexual, como la disfunción eréctil, ya que también podría ser a causa de la terapia hormonal.
Casi el 75 % de los participantes llenaron todos los cuestionarios. Al final del tratamiento, las personas que recibieron la HYPORT notificaron más efectos secundarios intestinales, aunque los efectos secundarios urinarios fueron iguales en ambos grupos.
A los 6 meses después del tratamiento, esta diferencia en los síntomas intestinales desapareció, y las personas en ambos grupos notificaron una calidad de vida equivalente respecto a los síntomas intestinales y urinarios. Los grupos siguieron notificando niveles similares y relativamente bajos de síntomas hasta por 2 años después de terminar el tratamiento.
No se observaron diferencias en la recidiva del cáncer en los grupos. El equipo de NRG Oncology continuará el seguimiento de las recidivas a lo largo del tiempo, pero no se prevé que surja ninguna diferencia, comentó el doctor Buyyounouski. Ambos grupos recibieron la misma dosis general de radioterapia. Además, en otros estudios donde se comparó el hipofraccionamiento con la radioterapia fraccionada convencional en personas con formas similares de cáncer de próstata que no tuvieron cirugía, no se observaron diferencias ni en la recidiva ni en la supervivencia.
“Por eso, en una situación en la que es probable que los resultados del control de la enfermedad sean similares, lo que de verdad le importa a un paciente es: ¿Cómo me sentiré?”, aclaró la doctora Citrin.
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Ayudar a las personas a imaginar su futuro
“Lo más difícil para los médicos es ayudar a los pacientes a que imaginen su futuro”, explicó el doctor Buyyounouski. “Así que, los resultados percibidos por el paciente son muy útiles, porque se les puede decir a otros pacientes con exactitud los efectos secundarios que tuvieron las personas, y la frecuencia y el grado de molestia de esos efectos secundarios en distintos momentos”.
Añadió que para muchos pacientes, la diferencia de tener más efectos secundarios justo después del tratamiento valdrá la pena si el tratamiento dura menos.
“Salvo que uno haya sido un paciente, es difícil para la gente imaginar todo lo que tiene que pasar para que alguien reciba tratamiento cada día durante la semana” por varias semanas, señaló el doctor Buyyounouski.
“Implica gastos de transporte, gasolina, estacionamiento, copagos. Además, hay costos relacionados con lo que uno deja de hacer, como el tiempo de trabajo o las responsabilidades del hogar. No son solo las cuentas médicas”.
“Creo que las personas tienen ganas de acortar el tiempo del tratamiento porque para muchos pacientes es un obstáculo para recibir el tratamiento. Y la radioterapia es un tratamiento que podría curarlos”, añadió la doctora Citrin. “Así que, hacer que sea más fácil para los pacientes sin aumentar los efectos secundarios a largo plazo… es una gran victoria”.
Sin embargo, es probable que un curso de radioterapia estándar menos intensivo siga siendo atractivo para algunas personas, añadió, sobre todo si todavía tienen efectos secundarios de la cirugía.
Los resultados del estudio actual tampoco se aplican de forma inmediata a todas las personas que reciben radioterapia después de una cirugía para el cáncer de próstata. Por ejemplo, en el estudio no se incluyó a personas que necesitaban radioterapia en los ganglios linfáticos. Los resultados no informan de forma explícita sobre el efecto del hipofraccionamiento en la calidad de vida de estos pacientes, explicó la doctora Citrin.
Pero para las personas con tumores parecidos a los que se trataron en este estudio, las máquinas y los conocimientos expertos que se usan en este tipo de radioterapia son comunes en todo el país, explicó el doctor Buyyounouski.
“Así que, queremos que las personas sepan que esto está a su alcance”, comentó. La única advertencia para quien desee recibir la HYPORT es que en el estudio se utilizaron técnicas de imagen para guiar la atención de todos los pacientes. En este procedimiento, se usan técnicas como la tomografía computarizada (TC) o la ecografía para orientar a los profesionales clínicos sobre dónde administrar la radioterapia. “Hay que asegurarse de que [su proveedor local] lo esté utilizando”, añadió.
En varios estudios clínicos en curso, se estudia si es posible acortar más la duración de la radioterapia de próstata en algunos pacientes, añadió la doctora Citrin. Por ejemplo, su grupo realiza ahora un estudio clínico para probar la radioterapia hipofraccionada administrada en 2 a 4 semanas.
Los avances recientes en las técnicas de obtención de imágenes de la próstata también permiten ofrecer una radioterapia más personalizada, lo que tal vez ayude a disminuir los efectos secundarios, indicó la doctora Citrin. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) hace poco aprobó técnicas de imagen de tomografía por emisión de positrones (TEP) y tomografía computarizada (TC) del antígeno prostático específico de membrana (PSMA) para buscar depósitos diminutos de cáncer en la próstata o en otras partes del cuerpo. Esto hace posible que los oncólogos se dirijan a zonas más pequeñas de tejido con mayor eficacia, o que eviten la radioterapia en pacientes con pocas probabilidades de beneficiarse de este tratamiento.
“Es común que las investigaciones de radioncología hoy tengan como objetivo hacer que la radioterapia sea más conveniente, menos dañina y menos costosa para los pacientes, y al mismo tiempo mantener excelentes tasas de curación”, señaló la doctora Citrin.
DZ
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