En Memoria Dr. Harry F. Bisel

Dr. Jaime G. de la Garza Salazar, Instituto Nacional de Cancerología México .- El Dr. Bisel nació el 17 de junio de 1918 en Manor, Pensilvania, y murió en Rochester, Minnessota, 1994.

Asistió a la Peabody High School y a la Universidad de Pittsburgh. Allí recibió el título de Doctor en Medicina en 1942. El Dr. Bisel se graduó en la Universidad de Pensilvania y en la Escuela de Medicina de Harvard. Fue uno de los primeros aprendices en graduarse del Memorial Sloan- Kettering Medical Neoplasia Center. En 1971, el Dr. Bisel recibió el Premio Hench de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh.

Estuvo en la Reserva de la Armada de los Estados Unidos de 1942 a 1978, y en servicio activo de 1943 a 1947. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue cirujano de vuelo y se le otorgaron tres estrellas de combate por su actuar en el Pacífico.

Harry F. Bisel, junto con Fred Ansfield, Herman Freckman, Arnoldus Goudsmit, Robert Talley, William Wilson y Jane Wright, fue uno de los miembros fundadores de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO). Este grupo de médicos pioneros, a través de la formación de ASCO, se acredita en gran parte con el desarrollo de la oncología clínica americana moderna. En 1964, Bisel fue elegido primer presidente de ASCO. Fue miembro activo de la American Cancer Society y consultor del National Cancer Institute. Bisel fue miembro fundador de la Sociedad Estadounidense de Oncología Preventiva y de la Asociación Estadounidense para la Educación sobre el Cáncer.

El Dr. Bisel fue el primer oncólogo entrenado formalmente contratado por la Mayo Clinic. Estuvo en el personal desde 1963 hasta que se retiró en 1983. Fundó la Sección de Oncología Médica de la Clínica Mayo, y fue su presidente de 1963 a 1972. También se desempeñó como miembro de la facultad de Mayo Graduate School of Medicine y la Mayo Medical School.

Se casó con Sara C. Bisel y tuvo tres hijos: Jane, Clark y Harold.

Durante mi tercer año de residencia en medicina interna, en el Hospital Robert B. Green en San Antonio, Texas, empecé a trabajar con Bill Wilson, miembro del Grupo Central de Oncología (COG). Uno de los estudios examinados fue la aplicación de hexametilmelamina en el cáncer de pulmón y de ovario. Fuimos los líderes en el número de pacientes tratados en la Fase I. 

La noche anterior a las reuniones del COG auspiciadas por el Dr. Wilson en San Antonio, conocí al Dr. Harry Bisel. Recuerdo que tuvimos una conversación agradable e interesante. Me impresionó su aspecto elegante y que él era un caballero bien educado.

Temprano, a la mañana siguiente, su esposa me llamó diciéndome que Bill estaba enfermo y no pudo asistir a la reunión con todos los miembros del COG. Ella me pidió que presentara los resultados de nuestro estudio, la presentación, creo, que impresionó a los médicos principales de la audiencia, incluido Harry F. Bisel, que era el Jefe de Oncología Médica en la Clínica Mayo. 

Después de la reunión me pidió si podía llevarlo al aeropuerto, en el camino (20 minutos) me preguntó de mis planes futuros, si me iba a quedar en San Antonio o si volvería a México, porque quería que me uniera a él en la Clínica Mayo en un nuevo Departamento de Oncología como Investigador. 

Recuerdo haberle dicho -tendré que llenar muchos papeles-. Me respondió -¡No! Ya estás contratado para venir conmigo a la Clínica Mayo. Yo repliqué -¿Cuándo quieres que vaya?-, me contestó que a la mañana siguiente.

Pasé los siguientes 2 años trabajando en la vanguardia de la oncología y me ofrecieron un puesto en el hospital; el clima en Rochester, Minnesota, es terrible en el invierno, mi esposa, Melba, era de Texas.

Le dije que me querían como médico de plantilla en la Clínica Mayo. Ella no dijo mucho, teníamos dos hijas, Judith (5 años) y Jessica (1 año), pero al día siguiente tenía tres boletos de avión para regresar a San Antonio. Más tarde decidí continuar mi carrera con mi familia en México.

Considero a Harry mi “Padre Académico” una vez que estuve en México. Invité a Harry muchas veces como profesor dando conferencias, fue un excelente orador, fue el pionero de las terapias hormonales en el cáncer de próstata, y también como turista disfrutó de la comida mexicana y visitando diferentes lugares históricos como los museos, pirámides, Cuernavaca, Puebla y Xochimilco.

Este artículo se publicó en la versión impresa de Oncología.mx, puede consultar la Edición Digitalizada en https://issuu.com/grupo-mundodehoy/docs/oncologia.mx_-_agosto_2018  

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Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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