Por: Dra. Dawn Mussallem
Especialista en diagnóstico mamario del Centro Robert y Monica Jacoby para Salud Mamaria, Hematología y Oncología de Mayo Clinic
CancerdeMama.mx.-Una mayor densidad mamaria puede dificultar la interpretación de las mamografías. No obstante, incluso cuando las mamas son densas, se recomienda realizar una mamografía anual a partir de los 40 años, aunque las detecciones pueden empezar antes en ciertas mujeres que corren riesgo de cáncer de mama. En cuanto a los autoexámenes de las mamas, a pesar de que ya no se recomienden oficialmente, es importante que la mujer esté muy consciente de la apariencia normal de sus senos.
El tejido mamario no denso contiene grasa y muestra un color oscuro en la mamografía, mientras que el tejido mamario denso está compuesto por glándulas lactíferas, conductos lactíferos y tejido mamario de soporte, y la densidad mamaria muestra un color blanco en la mamografía. Hay cuatro niveles de densidad mamaria: grasa, fibroglandular dispersa, heterogéneamente densa y extremadamente densa. Cuando una mujer presenta densidad heterogénea o extrema en las mamas, entonces se considera que tiene las mamas “densas”. Algunos estados requieren que se documente el nivel de densidad mamaria en el informe mamográfico.
Debido a que tanto el tejido mamario denso como el cáncer aparecen de color blanco en las imágenes mamográficas, un alto nivel de densidad mamaria puede encubrir el cáncer en la mamografía. Sin embargo, la mamografía no deja de ser muy útil para detectar aquellos cambios en las mamas capaces de advertir la presencia de un cáncer, incluso en mujeres con tejido mamario denso. Los estudios realizados en mujeres que cursan la década de los 40 y 50 años han demostrado que las mamografías de detección reducen las muertes por cáncer de mama en 15 a 20 por ciento.
Además de realizarse la mamografía anual, es importante que la paciente converse con su médico acerca de su riesgo personal para cáncer de mama porque las mujeres con densidad mamaria podrían beneficiarse de otros exámenes radiológicos suplementarios, tal como la tomisíntesis digital que genera una imagen tridimensional de las mamas o las imágenes moleculares de las mamas. La resonancia magnética también puede ser provechosa para las mujeres con riesgo de cáncer de mama.
Sin embargo, es relevante tener presente que los exámenes suplementarios de detección tienen una desventaja: el examen puede encontrar una anomalía que si bien amerita más investigación, termina resultando benigna después de haberse sometido al riesgo de un procedimiento médico innecesario.
Algunas instituciones médicas recurren al examen con ecografía portátil para explorar toda la mama, pero es difícil realizar exámenes consistentes y de alta calidad de toda la mama con ella.
Además de los exámenes de detección, el autoconocimiento de las propias mamas puede ser clave para reconocer pronto un cáncer de mama. Los autoexámenes mamarios que habitualmente se recomendaban ya no forman parte de la detección del cáncer de mama porque las investigaciones no han demostrado que aporten ventajas claras. No obstante, una mujer debe estar muy consciente de la apariencia general y sensación de sus senos.
Lo más importante es informar de inmediato al médico si se observa alguno de los siguientes cambios: un bulto en el seno, un cambio en la estructura del tejido mamario, cambios en la piel de los senos como hoyuelos o enrojecimiento, un cambio en la posición del pezón, cambios en la simetría de las mamas o secreción del pezón.