Durante 2010, la mitad de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata en el Distrito Federal murieron por esa causa. La detección tardía jugó un papel importante en este dato, por lo que el gobierno de la ciudad diseñó una campaña para acercar a los varones a los servicios de salud y tratar de diagnosticar más tempranamente el padecimiento.
En aquel momento se anunció como una “nueva prueba” de “detección de cáncer de próstata”, lo cual indujo a muchos hombres a pensar en la sustitución del tacto rectal por un examen de sangre. En realidad se trataba de una prueba para medir el antígeno prostático específico,. La única novedad era brindar un resultado en minutos con sólo una gota de sangre obtenida a través de un pinchazo en el dedo.
Para Mariano Sotomayor, presidente de la Sociedad Mexicana de Urología, la medición del antígeno prostático no es un sustituto del tacto rectal, sino que son pruebas complementarias. La reticencia de los hombres a la exploración física a través del ano, considera, se debe a que algunos de ellos “tienen la masculinidad mal situada porque, definitivamente, no está ahí”.
Principales padecimientos
La próstata es una glándula ubicada debajo de la vejiga que rodea a la uretra. Su tamaño es similar al de una nuez. Forma parte del aparato reproductor masculino y su función es producir una parte del líquido seminal que nutre a los espermatozoides para que tengan buena movilidad una vez que han salido del cuerpo a través de la eyaculación.
Este órgano puede verse afectado por tres principales padecimientos, explicó a Letra S Sotomayor.
En primer lugar están las infecciones, sean agudas o crónicas, que se pueden presentar en hombres jóvenes o adultos y son causadas, por ejemplo, por gérmenes presentes habitualmente en la orina. Las infecciones son fáciles de detectar, dice el especialista, pues generan un súbito malestar general, fiebre y molestias urinarias.
En segundo lugar se encuentra el crecimiento benigno de la próstata, que si bien se considera un padecimiento tumoral, no es una amenaza para la salud del varón y se presenta en casi todos los hombres, precisa el urólogo, conforme aumenta la edad. No significa que en todos ellos la próstata crezca al mismo ritmo ni en la misma proporción, pero sí es un proceso “casi universal” que a nivel celular empieza alrededor de los 30 años de edad. La consecuencia más frecuente de este crecimiento son las dificultades urinarias (el chorro de la orina se adelgaza, pierde fuerza o se interrumpe), las cuales muchos hombres no la detectan de forma fácil.
La última y más grave de las enfermedades es el cáncer de próstata, el cual no da ningún síntoma específico hasta que ya es muy tarde.
Cáncer, ¿cómo detectarlo?
Las pruebas para diagnosticar este cáncer son aditivas, afirma el especialista, pues “cada una aporta cierta información”.
Aunque la detección de antígeno prostático específico es “muy útil”, el resultado no es definitorio de cáncer. Los niveles pueden elevarse por “básicamente cualquier cosa que altere la estructura de la próstata, ya sea en forma benigna o maligna”. Es decir, tanto el crecimiento benigno como las inflamaciones agudas y el cáncer elevan el antígeno prostático.
Otro punto a considerar es que entre 10 y 15 por ciento de los cánceres no aumentan ese factor de medición, puntualiza el especialista.
El tacto rectal, entonces, sirve para detectar el endurecimiento anormal de algún tejido, el cual está más relacionada con el cáncer (aunque también con prostatitis granulomatosa o con cálculos prostáticos, entre otros).
“Hay gente que siente que la prueba es agresiva, ofensiva, y la verdad es que no es una prueba cómoda ni para el paciente ni para el médico; a nosotros tampoco nos gusta hacer sufrir a la gente, pero es una prueba que puede salvar vidas”, afirma.
Mitos y realidades del cuidado
El doctor recuerda que se ha dicho que el tener vida sexual más activa mantiene la próstata con mejor salud, pero sostiene que “no existe evidencia científica fuerte acerca de este aspecto; yo diría que hay una evidencia débil e indirecta, no una evidencia experimental real”.
Lo que sí está documentado es que la dieta tiene incidencia en el desarrollo del cáncer. Según explica el entrevistado, los hombres orientales presentan bajos niveles de cáncer prostático, pero se ha estudiado que cuando se mudan a vivir a Occidente, el riesgo aumenta en las generaciones sucesivas. Asimismo, hubo un experimento con ratones en el cual se inoculó el cáncer y luego se observó su crecimiento con distintos regímenes alimenticios. Resultó que mientras más grasa tuviera la dieta, el cáncer crecía más. “No digo que se produjera, porque ya estaba ahí, pero sí crecía más”.
Para el cuidado de este órgano, la mejor opción es la prevención. Para ello, los varones a partir de los 40 años de edad deben acudir al urólogo cada año.
Si presentan factores de riesgo como historia familiar de cáncer de próstata o su nivel de antígeno prostático es limítrofe (el normal es de hasta 4 nanogramos por mililitro de sangre o ng/ml), deberían hacerse revisar con más frecuencia o desde una edad más temprana.
La medicina preventiva es importante, advierte Sotomayor, porque “el único síntoma específico del cáncer está relacionado con la metástasis, es decir, con la invasión al hueso o a otros órganos, cuando la enfermedad ya es incurable”. La idea, entonces, es ir en busca del diagnóstico, porque si la persona espera puede ser demasiado tarde.
*Publicado en la ediciòn de septiembre del suplemento Letra S del periódico La Jornada