Entrevista: Carlos Henze
En la recta final al frente del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), -la bien llamada “Catedral de la investigación y Lucha contra el cáncer en México”-, justo a un año para ser relevado en el puesto de director general de esta institución médica, el Dr. Alejandro Mohar Betancourt, en agosto de 2012, nos brindo una amable y extensa entrevista (unas más de la muchas con las que nos distinguió durante varios años). Esta vez, para hablarnos sobre el sabor de boca que le dejada haber comandado los destinos de esta noble tarea encomendada casi una década atrás. La entrevista apareció publicada en la versión impresa de LaSalud.mx encartada en Milenio Diario, la misma puede ser consultada al final de esta nota en forma digitalizada.
Instalados en sus oficinas, rodeados de cuadros donde se enmarcan los rostros de sus predecesores y notables, en la larga charla nos comentó a veces emocionado, otras tanta con cierto dejo de nostalgia, pero siempre optimista y sumamente emprendedor. Hablaría del origen del INCan como tal, de las penurias de los primeros y entusiastas años, de los admirados y respetados maestros, de sus retos, de la búsqueda de recursos para financiar en aquellos años la titánica tarea de creación de nuevas áreas de investigación, del agradecimiento hacia ese pequeño grupo de pioneros que iniciaron una tarea, que más bien parecía un sueño difícil de alcanzar, de las épocas difíciles y de su trayectoria profesional plena de reconocimientos y distinciones más allá de nuestras fronteras y de su vida propia; llena de retos, logros y gratitud hacia todos y cada uno de quienes han hecho posible este prestigiado instituto. Al final resumiría estar agradecido por el cargo que le fue conferido, satisfecho y contento por la labor que ha realizado: “Pero no lo hice solo, también se ha contado con un gran y valioso equipo de trabajo”
Entrevista con el Dr. Alejandro Mohar Betancourt
“Modelo de educación a nivel nacional, porque aquí aprendemos todos los días cómo podemos hacer un país más sano”
“El cáncer es un problema de salud pública, pero el mexicano puede vivir con el cáncer y no morirse a causa de ello”.
Con sus orígenes fincados en la posrevolución, el INCan es una institución de salud pionera y guía en la lucha contra el cáncer. Para su director, Alejandro Mohar Betancourt, se trata del organismo “indispensable para la salud y el futuro de México”.
Además, el Instituto es un modelo de educación a nivel nacional, porque “aquí aprendemos todos los días cómo podemos hacer un país más sano; sí se puede hacer, porque sin duda el cáncer es un problema de salud pública, pero el mexicano puede perfectamente vivir con el cáncer y no morirse de cáncer”, aseveró.
Con una importante trayectoria, Mohar Betancourt, quien hace unos meses recibió el Premio Miguel Otero a la Investigación Clínica, charla en entrevista exclusiva para LaSalud.mx, sobre su experiencia en estos nueve años al frente de la instancia, de los logros y los mayores desafíos que existen en el tema.
Breve recuento
El INCan es un organismo descentralizado de tercer nivel, dependiente de la Secretaría de Salud, que brinda atención médica especializada a enfermos oncológicos siendo además un centro de referencia y órgano rector del cáncer en México.
Dirige sus acciones a la atención de pacientes no derecho-habientes de la seguridad social, provenientes de todo el país y ha tenido como política institucional, el otorgar servicios con eficiencia, calidad y calidez, con enfoque multi-disciplinario en proceso de diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y seguimiento. Aunado a las funciones asistenciales como centro de enseñanza médica e investigación.
Para el Dr. Mohar Betancourt, el INCan es la institución responsable de “enseñar, educar y establecer guías para que otras instituciones médicas, en conjunto con nosotros, vayamos haciendo un plan, un programa de control de cáncer en México que necesitamos de manera urgente”.
Durante los últimos nueve años, el Dr. Mohar Betancourt ha estado al frente de la instancia, y afirma que ha seguido las líneas de trabajo direccionadas por sus dos antecesores, el Dr. Arturo Beltrán y el Dr. Jaime G. de la Garza.
Es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con maestría y doctorado en la Universidad de Harvard:
“Acabé la residencia en febrero de 1985, me certifiqué como patólogo; semanas después obtengo una beca de Conacyt para ir a hacer la maestría en Salud Pública con énfasis en cáncer a la Universidad de Harvard, por un año, de 85 a 86. En 86 Harvard me convocan a que me quede a hacer el doctorado. Me quedo del 85 al 90 en la universidad, en la Escuela de Salud Pública, termino la maestría y el doctorado. En el último año la universidad me solicita para dar clases, entonces me dan un nombramiento de profesor por año y medio. Después regreso a la patria, en julio de 1990”, comenta.
A su regreso a México, explica que prevalecía un panorama muy incipiente: “En 1990 no había investigación, no había equipo, no había laboratorios, no había nada, entonces poco a poco empecé a tratar de armar una unidad en colaboración con el Instituto de Investigaciones Biomédicas, porque no había investigadores y me di cuenta de que jamás iba a haberlos con los ingresos que se tenían en ese tiempo, sólo había cinco o seis colegas”.
De esa manera, comenta, hace un alianza estratégica con el Instituto de Investigaciones Biomédicas y a partir del 93-94 empiezan a tener interacción con proyectos, “lo vamos consolidando y culmina en 1999, con la creación de Instituto Nacional de Cancerología, ahora tenemos más de 120 investigadores, alumnos, médicos, cuando había cuatro o cinco. Estaban el Dr. Álvaro Osorio, la Dra. Norma Hernández, Dr. Francisco Arenas. Ya existía antes un convenio independiente, con el Dr. Guillermo Alfaro en su laboratorio de Biomédicas”.
A su juicio, había que hacer una alianza y renovar el convenio con Biomédicas, “para traer más investigadores de tiempo completo, y así fue. Llegó entonces el Dr. Alfonso Dueñas, Dr. Alonso Herrera, entre otros muy importantes”.
El Dr. Alejandro Mohar tuvo diversos nombramientos en el INCan: Fue jefe de departamento, subdirector, jefe de investigación en el año 2000-2001, y “en el 2002 decido concursar a la dirección de Cancerología, y es en julio de 2003, que fui designado director del INCan”, comenta.
El proceso de selección se trató, según explica, de un formato establecido por el Dr. Julio Frenk, en el que se abre la convocatoria, “muy similar al sistema de la UNAM, en donde se abre una convocatoria, por concurso. Concursamos médicos afines, por currículum, por plan de trabajo y por aportación a la comunidad. Se presentó primero un comité de auscultación; fueron cinco o seis candidatos, de ahí se eliminaron a tres, que fuimos a la junta de gobierno. En la junta en pleno del INCan, en ese momento se designó al nuevo director para el periodo 2003-2008. Y luego en 2008, en el mismo esquema, se ratifica la designación nuevamente. Y así ha sido para todos los directores”.
Afirma que se trata de un periodo de cinco años con renovación de una sola vez. En la recta final de su administración asevera que, en su experiencia, 10 años al frente son más que suficientes:
“Me siento muy a gusto, lo que voy a entregar es el resultado de lo que vi de los dos directores anteriores y que a mí me tocó trabajar, el Dr. Beltrán y el Dr. de la Garza, los dos fueron incansables en conseguir fondos, recursos, en hacer mejoras; yo lo que hice fue continuar con lo que ya habían iniciado por cultura y tradición”, explica Mohar Betancourt.
Y expresa que fue: “muy afortunado, porque se trató de un momento coyuntural en donde el cáncer se convirtió en un grave problema de salud pública, ya venía pero se dio una gran explosión, y la aparición del Seguro Popular y con el Fondo del Seguro Popular, antes llamado del tabaco, que asignó a Cancerología en el 2005, 609 millones de pesos para construir el nuevo hospital o la ampliación, y ahí empezó una batalla epopéyica, primero para conseguir el terreno, y luego los recursos adicionales y los permisos. Porque el Instituto recibe 609 millones de pesos en octubre de 2005, a partir de ahí empezamos a buscar terreno y me tardo cinco años en conseguirlo”.
El especialista se considera “afortunado” pues con su labor ha podido recaudar fondos para las obras, no obstante, si bien hasta el momento “para esa obra van 958 millones de pesos, me faltan 500 más para acabar, los tengo que conseguir en un año. En agosto de 2013 cumplo los 10 años, y de acuerdo a la ley de los INSalud, iniciará el proceso para la elección del nuevo director, para que tome posesión en la segunda quincena de agosto”, comenta.
– ¿Cuál considera que ha sido su mayor reto?
“Un crecimiento que ya se venía dando, y en las últimas décadas adquiere patrones epidémicos de algunos tumores, como el cáncer de mama que es una epidemia, que ahora se ha estabilizado, pero en ese entonces, hace 10 años, apenas empezábamos a ver el fenómeno, el gran número de mujeres que llegaban a los hospitales ya con el diagnóstico de cáncer. Ese fue el primero, y continúa con el cervicouterino.
Luego es el costo de los medicamentos nuevos que fueron estratosféricos y que abrió una brecha todavía mayor entre los pobres y ricos que no tenían dinero para pagar medicamentos, y de ahí el papel del Seguro Popular que equilibró esos gastos. Porque, -se pregunta el Dr. Mohar- ¿cómo vamos a cobrarle a un paciente con cáncer renal una sola dosis que cuesta 50 mil pesos?, ni les decimos, se nos mueren los pacientes. Hay quienes no pueden pagar ni una quimioterapia, que cuesta 3 mil 500 pesos”.
Afirma que ello constituye uno de los grandes retos: “El Seguro Popular cubre el 30% del costo, pero el otro 70% el paciente lo tiene que sufragar y obviamente la población que vemos, el promedio de ingreso es de dos a tres salarios mínimos, entonces es imposible que esta población pueda cubrir los gastos que se generan en la enfermedad”.
Hacia la prevención
En México, como en el resto del mundo, el problema del cáncer es de múltiples facetas, sin embargo, un tema universal tanto en países ricos y pobres, es “un tratamiento por diagnóstico tardío, por ello el esfuerzo tiene que ser en la prevención”, asegura el Dr. Mohar Betancourt.
Asegura que existen muchas maneras de prevenir el cáncer: “De lo que vemos aquí en el Instituto, más del 30% se pudo haber prevenido: si los pacientes no fumaran, si las mujeres fueran al papanicolau regularmente, si muchos fueran vacunados contra el virus del papiloma humano, si los pacientes con gastritis crónica fueran tratados adecuadamente, con eso prevendríamos el 30% y no veríamos los tumores que vemos en etapas avanzadas. Todos los de cabeza, cuello, esófago, vejiga, riñón, pulmón y tráquea, el 80% de ellos está asociado al tabaco. Y luego tenemos un número de 500 mujeres, que son el resultado de una infección que se hubiera podido controlar”, explica el especialista.
“El mensaje más importante es que, si bien, y lamentablemente seguiremos teniendo cientos de pacientes con diagnóstico de cáncer, más de la mitad con etapas tardías, pues también tenemos millones de mexicanos a riesgo de cáncer, que es en donde hay que incidir para prevenir y evitar que les de cáncer en algunos casos, o disminuir la probabilidad de que se presente la enfermedad”, asevera.
Para el Dr. Mohar Betancourt, lo importante también es entender que aunque uno nunca fume, “sí le puede dar cáncer, y hay gente que fuma toda la vida, y nunca le da cáncer, no es una ley del 100%, sino son probabilidades. Eso es lo que la población tiene que aprender, tienen que cuidarse; mujeres que se sienten un nódulo mamario del tamaño de un chícharo, no es posible que lleguen aquí con el tamaño de una pelota de tenis. Esas mujeres se tuvieron que palpar ese nódulo meses o inclusive años antes y no hicieron nada”.
La mastografía, el papanicolau, el tabaquismo, “sabemos que la dieta tiene ciertos componentes, las infecciones crónicas, la vacunación de las niñas, todo eso ayuda a prevenir; el ejercicio, disminuir hasta donde se pueda el sobrepeso, la diabetes controlada, todos son factores que coadyuvan a reducir el riesgo, aunque no son directamente causa-efecto, pero debemos aprender a cuidarnos”, asegura el médico.
Y es que explica que se necesita un trabajo multidisciplinario, “de todas las instancias públicas, que la Secretaría de Economía metiera más impuestos al tabaco, que incida el Congreso, el Senado. Se hace un esfuerzo, se tiene una batalla frontal para enfrentar el tema del alcohol adulterado, del tabaco ilegal que está llegando por todas partes, que hay que acotarlo, que no siguen las reglas, entonces, sí lo hacen, pero tendríamos que hacer mucho más”.
Considera que hay una oportunidad para concertar un esfuerzo en un frente común, “sino nos deprimiríamos. Tendría que ser, por ejemplo, responsabilidad de la televisión mexicana informar los riesgos del tabaco, y no nos lo enseñan; una telenovela, programas, existen diversas formas para incidir en este tema, lo importante es concertar esfuerzos”.
Investigación
Para muchos expertos, el INCan es la catedral de la investigación y lucha contra el cáncer en México, según el Dr. Mohar Betancourt, en relación a niveles internacionales, México se encuentra en:
“Un nivel intermedio, intermedio bajo. Podríamos hacer mucho más, pero el problema es lo que hemos dicho, la falta de recursos, tener médicos de tiempo completo, poner más énfasis en investigación, y hacer otros centros de cancerología en los estados, descentralizar, apoyar más a los centros estatales de cáncer. Comparado con países de América Latina, estamos probablemente en segundo lugar, como en otras muchas cosas nos llevan la delantera por la gran inversión y por todo el apoyo que han hecho dos o tres gobiernos en infraestructura, en investigación y derechos humanos. Pero México, después de Brasil, está en un lugar destacado, obviamente muy por debajo de Inglaterra o Estados Unidos. En la India pasa una cosa muy interesante, hay centros de excelencia y centros en donde las necesidades de desarrollo son tan grandes”, expresa.
La formación de recursos humanos es también un tema trascendental. En el Instituto han triplicado el número de residentes: “En este momento son más de 140, éramos 50 a 60. Hay mil oncólogos en el país, en un país que tiene más de 100 millones de habitantes”, expone el director.
– ¿Cuáles son los programas que más han impactado en el instituto?
“Uno es la formación de recursos humanos, hemos triplicado a nivel nacional y nivel internacional, porque 30% de nuestros residentes vienen de Centroamérica y Sudamérica.
El segundo es el crecimiento exponencial en publicaciones, en formación de recursos humanos, en alumnos de pregrado, en residentes que se gradúan de doctores, que también ha impactado en el número de publicaciones.
Sin duda, el tercero es el apoyo y el desarrollo que hemos tenido con el Seguro Popular que ha sido extraordinario, porque cambió la práctica médica. Si bien no en todos los pacientes, pero en un determinado grupo de enfermos, de ahí la urgente necesidad de que sea más equitativo. En el IMSS e ISSTE tienen todos los medicamentos, si les falta, los tienen al día siguiente, y aquí en Cancerología tenemos algunos para cuatro o cinco tipos de cáncer, por eso es muy inequitativo, que depende el acceso a la seguridad social, el esquema de tratamiento que recibirá el paciente con cáncer. Si le da mama pues qué bueno, pero si le da pulmón, pues no va a tener dinero y en colon tampoco, se nos mueren los pacientes porque no pueden pagar medicamentos costosos, de primeras a tercera línea, donde el costo se quintuplica.
Ese es un tema importante, que hemos logrado consolidar, el Seguro Popular y aunque sabemos que no es posible, quisiéramos que haya Seguro Popular para todos los pacientes. Hay que evaluar ese esquema”.
El otro punto es el crecimiento de la infraestructura. “Con el nuevo hospital, que nos va a transformar dándonos mejores espacios, mejor planeación, y una dinámica más digna para el trabajador y para el paciente: ya no van a estar parados en las aceras, porque no tenemos espacio. Aunque la idea no es que siga creciendo cancerología, sino que esto va a ser el límite, va a estar muy amplio”.
Asegura que lo que seguiría entonces es apoyar la descentralización, “creando cancerologías del mismo nivel o mejores en Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, que tienen la infraestructura pero que no cuentan con el recurso. Con la misión y magnitud del INCan no hay otro. El de Toluca es muy bueno; el de Tabasco no tiene radioterapia, al de Veracruz no le dan recursos, el de Colima se quedó a la mitad de radioterapia, en Sinaloa pusieron el mejor equipo de radiación de toda América Latina y está parado, son puras tragedias”, afirma.
Méritos y gratitud
Hace dos meses el Dr. Alejandro Mohar Betancourt recibió el premio Miguel Otero a la investigación clínica en México.
“En el Día Mundial de la Salud, la Secretaria de Salud, a través del Consejo General, convoca a la comunidad médica a diversas distinciones de miembros de la comunidad, que tienen méritos por su actividad en diferentes áreas. Está el premio Liceaga, el premio Soberón, el premio Ignacio Chávez y, entre otros, el Miguel Otero, que es el premio a la investigación clínica, en honor a un distinguido investigador. Año con año se someten currículums, esta ocasión tuve la fortuna de ser propuesto por la Facultad de Medicina de la UNAM, mi querida facultad, un jurado independiente revisa las propuestas y tuve el honor de recibirlo”, explica el especialista.
Con una larga trayectoria y un trabajo arduo al frente del INCan, Mohar Betancourt expresa que está muy “satisfecho y contento por el trabajo que he realizado, pero no lo hice solo, -cometa enfático- también está un gran equipo de trabajo, mis alumnos, la UNAM, todo ha influido para tener una carrera muy productiva de investigación”.
Para el especialista, el Instituto es el organismo “indispensable para la salud y el futuro de México. Es un modelo de educación a nivel nacional, porque aquí aprendemos todos los días cómo podemos hacer un país más sano”, aseguró.
Guía a nivel nacional de otras instituciones, el INCan se ha constituido a base de esfuerzos y gran dedicación de profesionales como su actual director. No obstante, el problema del cáncer es de una complejidad enorme, en el que diversos actores tendrían que estar involucrados para hacer frente.
“Sin duda hay que agradecer el papel de los medios, aunque luego nada más nos deprimen, pero también tienen el papel de educar, de difundir lo que se trabaja e investiga en México, porque a veces nada más se van por el drama. Por eso los convoco a que sigan comunicando de forma diferente, con su gran compromiso con los INSalud”, finalizó.
Link a la entrevista original:
http://issuu.com/grupo-mundodehoy/docs/lasalud.mx_agosto_2012