Estudios oncológicos suelen ocultar los efectos adversos de la quimioterapia

Un análisis revela que los médicos que confían en los estudios publicados en las principales revistas científicas para decidir cómo tratar a una mujer con cáncer mamario no estarían recibiendo la información más precisa.

“Los investigadores quieren hacer que sus estudios parezcan positivos”, dijo el doctor Ian Tannock, autor principal del estudio publicado en Annals of Oncology.

En dos tercios de los 164 estudios que revisó con su equipo, aquello se traducía en no mencionar las toxicidades (efectos adversos graves) de la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía en el resumen del contenido del estudio. Esos resúmenes describen brevemente los resultados y no superan unos pocos cientos de palabras.

Eso, para Tannock, del Hospital Princesa Margarita, Toronto, es importante porque “la mayoría estamos tan ocupados que apenas leemos el resumen y pasamos por alto las tablas y los gráficos”.

De hecho, un quinto de los estudios no incluía las toxicidades en las tablas de resultados y un tercio no los mencionaba ni siquiera en el resumen y la discusión final.

Tannock señaló que lo más sorprendente fue que en un tercio de los estudios, si el tratamiento no funcionaba como era de esperar, los investigadores acomodaban los objetivos con resultados que no correspondían con el diseño original del estudio.

A menudo, esos resultados llamados “variables secundarias de valoración”, no serían tan relevantes y significativos. Por ejemplo, existe diferencia entre mostrar una sobrevida más prolongada que una sobrevida prolongada sin reaparición del cáncer.

Pero la oncología no es la única área de la investigación en la que esto ocurre.

En noviembre, un grupo de editores de revistas de cardiología instó a los autores a cuidar el lenguaje al describir los resultados. Y dos investigadores pediátricos advirtieron en octubre sobre las exageraciones en los artículos publicados en las revistas de la especialidad.

Los científicos “ganan más influencia con los estudios positivos”, dijo Tannock, que con su equipo analizó los informes de los ensayos clínicos de última fase, como los que utiliza la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para decidir la aprobación de un fármaco.

Existe mucha presión sobre los científicos para que sus resultados “luzcan mejor de lo que son”, comentó Tannock, incluida la industria farmacéutica, que a menudo financia los ensayos clínicos. No obstante, en el nuevo estudio, quienes financiaron un estudio no tenían relación alguna con la forma de presentación de los resultados.

Los investigadores también exagerarían los resultados para tener más posibilidades de publicar en las principales revistas revisadas en este estudio. Aparecer allí aumenta la posibilidad de acceder a un cargo, promociones y becas.

Una de las revistas analizadas, New England Journal of Medicine, no quiso hacer comentarios con el argumento de que no lo hace sobre otros estudios. Y Journal of Clinical Oncology no envió su respuesta antes del cierre de esta nota.

Para Tannock, las revistas pueden insistir en que los autores incluyan las toxicidades en los resúmenes. “Aun en 250 palabras, todos las pueden enumerar”, sostuvo. Dijo también que los oncólogos, la audiencia meta de estos artículos, “deben aprender a ser más críticos con lo que leen”.

FUENTE: Annals of Oncology, online 10 de enero del 2013.

 

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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