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· El alto consumo de verduras, frutas y cereales protegen contra el desarrollo de esta enfermedad
Una dieta rica en carnes rojas y comida procesada pueden causar modificaciones celulares conocidas como displasia o metaplasia en intestinos y estómago, que aumentan la posibilidad de desarrollar cáncer gástrico, señaló el jefe del servicio de Gastroenterología del Instituto Nacional de Cancerología, Juan Manuel Ruiz Molina.
El especialista afirmó que si bien se desconoce la causa exacta del cáncer gástrico, algunas de las personas que han desarrollado esta enfermedad tienen bajo consumo de fibra, verduras, frutas y cereales.
También aumenta el riesgo de su desarrollo la presencia de este tipo de cáncer en familiares directos y por Helicobacteri pylori, que se adquiere al ingerir alimentos contaminados con esa bacteria o incluso mediante el beso.
Se aconseja que la alimentación sea a base de verduras, frutas frescas y cereales, ya que el estómago y los intestinos están diseñados para un alto consumo de estos alimentos.
Los síntomas del cáncer gástrico se presentan cuando está en etapa avanzada y por lo general hay dificultad para comer o vómito, daño en el epitelio de la mucosa gástrica que ocasiona sangrado, por lo que hay sangre en el vómito y en las heces fecales y, en consecuencia hay disminución de peso.
El cáncer gástrico es la tercera neoplasia más frecuente en los varones y la sexta o séptima en mujeres, con una relación de dos hombres por cada mujer que lo padecen.
El especialista sugirió tener una alimentación sana y si hay síntomas, acudir al médico y solicitar un estudio endoscópico, porque es la única forma de detectarlo adecuadamente.
El cáncer gástrico se encuentra entre los tres primeros sitios como causa de muerte en el mundo. En el país se presentan 120 mil nuevos casos de cáncer al año, de los cuales aproximadamente el 4% corresponde a tumores localizados en el aparato digestivo, entre los que se encuentra el gástrico.
Los adenocarcinomas son los tumores más frecuentes en el aparato digestivo y su incidencia aumenta a partir de los 50 años de edad.
